Cristina conoció a Alejandro hace 9 años. Ambos coincidieron en una calle pequeña y estrecha, ella iba acompañada por sus compañeras de la escuela de arte de Oviedo y él por sus compañeros del Oviedo Rugby. Era la primera noche que ambos salían por Oviedo, ella de Avilés y él de Gijón...Quizás casualidad, quizás destino, desde aquel momento en el que Alejandro le dijo donde vas morena, no se separaron.
Ocho años después con un viaje sorpresa a Venecia y un anillo en la maleta comenzó todo.
La boda de hoy es una de esas bodas que nos encanta publicar y que esperábamos con muchísima ilusión. Contactar con
Mercedes Blanco es un acierto y disfrutar de sus fotografías, un lujo. Las preciosas fotografías de este reportaje están hechas con ese cariño y sentimiento que tanto nos gusta ver...En una boda única en Asturias.
El vestido de Cristina era de
Rosa Clará, un modelo dulce y romántico como ella. Lo combinó a la perfección con sus zapatos, unos
Manolo Blahnik modelo Swan en color rosa palo. Confió en Bárbara, de
Barbareando para su peinado y en Lorena Carbajal, de
MAC, para su maquillaje natural y fresco. El tocado de mariposa era de nuestra queridísima
Carmen María Mayz, como siempre una auténtica maravilla hecha con sus manos.
La abuela de Cristina falleció hace un año, se llamaba Margarita, por eso no dudó en hacerle un homenaje utilizando estas flores en su ramo, un precioso ramo de margaritas prendido con la medalla de la Virgen de Covandonga y el pañuelo que ella llevó hace 60 años el día de su boda.
Celebraron la boda en el
Palacio de Meres, en la hermosa capilla de Santa Ana. Alejandro iba impecable vestido de
Scalpers. La madrina confió en nuestro querido
Nicolás Costura para la realización de su vestido, iba guapísima con un bordado en pedrería en color magenta. Los pajes iban vestidos de
Teresa & Leticia.
De la decoración floral se encargó
Flores El Invernadero, supieron darle un aire campestre al Palacio de Meres con cestas de mimbre, velones, hiedra, hortensia blanca, helecho y paniculata. Todo muy relacionado con el campo, los caballos y el rugby. El catering corrió a cargo del
Real Balneario de Salinas, en el aperitivo dispusieron de barras de sushi, gin fizz y champagne. En la recena ofrecieron cazuelitas de la típica fabada asturiana que se pusieron con mantelitos de cuadros. En pleno 24 de Agosto no pudo faltar el carrito de helados de los
Hermanos Helio, de Candas.
Cristina es muy detallista y ésto se reflejó en cada rinconcito especial de su boda, por ejemplo los abanicos para las invitadas de
Azul y Chocolate.
Cristina y Alejandro abrieron el baile con el Lago de los Cisnes, de Tchaikovsky, en uno de los patios centrales del Palacio.
¡Nos ha encantado compartir esta boda tan bonita y tan llena de encanto con vosotros!